martes, 26 de agosto de 2014

LA NIÑA DE LA COMPUERTA



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(Mecedora)

Allá donde el duraznero
sangra con la primavera
donde la siesta se duerme
con un murmullo de acequias
allí la encontré una tarde
esperando en la compuerta.

Sus ojos tristes y oscuros
al mirarme me contaban
de sueños de quince años
que sé caían al agua
y el agua los repartía
cual pequeñas flores blancas.

Tome su mano y tembló
su cuerpo puro y descalzo
y la bese y ese beso
encendió mis veinte años
y allí bajo las acacias
el amor tendió su manto



(Recitado)

La siesta seguía allí
cuando terminó el abrazo
me dijo a dios con un beso
me desprendí de su mano
y me fui como un ladrón
al reparo de los álamos
y allí quedó con los pies
refrescándose en el agua
que le seguía llevando
los sueños que le quedaban
porque nunca se terminan
los sueños de una muchacha.

Canto

Pasó el verano el invierno
y otra vez la primavera
y una tarde regrese
al cruce de la compuerta
con la esperanza escondida
de revivir esa siesta.
  
(Recitado)

Y ahí estaba con los pies
refrescándose en el agua
bajo un coro de palomas
de zorzales y calandrias
y acunaba entre sus brazos
un bello niño que me miraba.

(Canto)

Hay niña de la compuerta
has atado a mi destino
a esta tierra de duraznos
de trabajo, sol y frío
con la mejor de las cuerdas
   con la sonrisa de un hijo.

Letra: Rubén Antolín
Música: Anselmo de  Mendoza

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